La caída del “narco discreto”. Vivía en una mansión en Caballito, blanqueó 9 millones de dólares y ahora pasará 9 años en prisión
Vivía en una mansión en la avenida Pedro Goyena, en la zona más residencial del barrio porteño de Caballito. Tenía todo, pero hacía culto de la discreción. Claro, no quería llamar la atención. Explicaba esa fortuna de la que no hacía ostentación por la buenaventura de su supuesta condición de empresario. Pero la buena estrella del peruano Carlos Sein Atachahua Espinoza se terminó cuando Diego Xavier Guastini, el contador del crimen organizado, declaró como testigo de identidad reservada y lo delató, al igual que a varios de los peces gordos del narcotráfico transnacional enquistado en la Argentina.